Reminiscencias del lenguaje de las flores

En esto del amor reconozco que me es muy complicado captar señales o indirectas. Si hubiera vivido en época victoriana todo habría sido más fácil. Podría haber usado un manual para interpretar cualquier señal, un código en el que todo mensaje relacionado con las flechas de Cupido era más trasparente, aunque seguía siendo igual o más indirecto. Por ejemplo, si recibías un girasol amarillo equivalía a “eres mi sol. Solo tengo ojos para ti y, como el girasol, te seguiré siempre con la mirada”. Así mismo, este código vegetal te permitía enviar mensajes menos empalagosos o con respuesta negativa. Y es que cuando recibías una ortiga equivalía a que te dijeran a la cara “eres cruel”.

Girasol de flor amarilla © Fiona and Neil

Lo curioso es que el lenguaje de las flores surge con fuerza en el siglo XIX, en un momento histórico en el que expresar verbalmente sentimientos amorosos estaba mal visto y, paradójicamente, se crea un código floral en el que no solo se expresa el sentimiento es que, además, queda constancia del mismo. Es decir, que por un lado era impúdico hablar abiertamente de amor y, por otro lado, se enviaban peonias rojas para intentar meter ficha. Todo fácil si eras guapo pero no de palabra hábil. En fin.

Peonía © Anita

El código que permitía enviar mensajes cifrados por medio de flores procede de Turquía y fue introducido en la recatada corte inglesa a través de Mary Wortley Montagu que había estado viviendo en la embajada británica en el país otomano de 1716 a 1718.

Clemátide © Choo Yut Shing

Mary Wortley escribió una serie de cartas donde se explicaba la costumbre turca del selam, hábito en el que se atribuye significado simbólico a diferentes plantas. Las cartas fueron publicadas en 1763, tras la muerte de Mary Wortley y su popularidad fue tal, que se propagó con rapidez al resto de países europeos. Son varías las versiones que existen de “El lenguaje de las flores”, nombre con el que fue conocido este código vegetal, los cuales fueron redactados por otras tantas autoras y autores en sus respectivos países.

Ortiga © Svklimkin

El significado de cada flor puede cambiar ligeramente de una versión a otra, pero son similares todos. Recibes un lirio ¿Qué significa? Pues así en general es un simple saludo y ya después esta el tema del color. Un lirio rojo es “amor ardiente”, uno blanco significa “amor y confianza”, uno amarillo “felicidad” y un lirio azul “buenas noticias”.

Lirio © Stuart Richards

Otras plantas tienen asignado un único significado, como el mirto que es igual a “amor verdadero” o clemátide que es igual a “alma hermosa”. Después están mensajes no tan agradables como la flor del don diego que es igual a “esperanzas perdidas”, eléboro que es igual a “escándalo” o el narciso que equivale a “egoísta”.

Eléboro © Rob Hodgkings

Hemos indagado solo en algunos ejemplos del significado de las flores. El caso es que el paso de los años quizás ha diluido este lenguaje pero aún se conservan reminiscencias, lo observamos cuando en San Valentín se regalan rosas rojas o en que la flor de nomeolvides significa literalmente “no me olvides”. Un código cifrado donde las plantas son protagonistas y que de alguna manera continúa vigente hoy día.

Rosas rojas © Jardines Que Me Gustan

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