En los años 30 del siglo pasado los jóvenes de la época empezaron a utilizar una nueva expresión para referirse a un estilo de música con un patrón rítmico muy contagioso que invitaba al movimiento y al baile. In the groove, traducido como en el surco o seguir en la brecha, con las décadas sufrió una poda y quedó simplemente como groove, una sensación musical difícil de sacar de la cabeza que aún hoy en día es creada por una banda compuesta por batería, bajo, guitarra y teclado.
Plantas con groove © Med Ahabchane
El groove está en la música, está en el jazz, en el soul, en el rock o el funk. Por supuesto, también está en el jardín y las plantas tienen su propio groove. Y es que un estudio publicado hace unos años demostró que las plantas pueden emitir sonidos en situaciones de estrés.
El experimento consistió en colocar micrófonos a una distancia de diez centímetros de plantas de tomate y tabaco que no habían sido regadas o las habían podado. El resultado fue que las plantas emitieron ultrasonidos con rangos de entre 20 y 150 kHz, sonidos mucho más fuertes que cuando están relajadas.
Planta musical © pxhere
El sonido se produce por cavitación, un proceso físico que realizan las plantas y que se basa en la entrada de aire en los vasos por los que circulan los fluidos vegetales. Cuando se produce el bajo estrés hídrico o la poda, la conductividad hidráulica se reduce, los vasos se llenan de aire y este mecanismo emite un sonido.
El éxito de este experimento está en que el sonido que emiten las plantas no se pierde, pues otras plantas e, incluso, animales son capaces de captar este sonido y proporcionar una respuesta. Es decir, que las plantas son capaces de comunicarse con un lenguaje sonoro y no solo para mostrar estrés, pues se ha demostrado que las plantas emiten sonidos que alertan a las poblaciones en las que se encuentran y, como respuesta, consiguen adaptarse a los cambios del entorno llegando a influir en la proporción de semillas que deben germinar o en desarrollo de los vegetales.
Violín en una pradera © Camera For You Experience
En este sentido, debemos trasladarnos a otras teorías que apuntan a que la carencia de órganos específicos en las plantas para emitir sonidos no les impide realizar emisiones sonoras que les permitan comunicarse entre ellas. Para entender esta teoría tendremos que hacer un ejercicio de visualización.
Comunidad vegetal © Armando MR
Si pudiéramos ver el proceso de trasporte de proteínas en las células vegetales, contemplaríamos como vibran las paredes celulares por efecto de este mecanismo biológico y, como el sonido es una vibración, dada la gran cantidad de células que encontramos en una planta, estas ondas sonoras se pueden amplificar llegando a emitir frecuencias de hasta 150 kHz. Aunque es cierto que son solo murmullos inaudibles para los seres humanos.
Tejidos vegetales © Jardines Que Me Gustan
Puede que todas estas experiencias se encuentran todavía en una fase muy inicial, pero poco a poco vamos desentrañando el lenguaje sonoro oculto de las plantas y es posible que en el futuro descubramos vegetales que hablan y se comunican. Tal vez, incluso, que emitan algún tipo de música inaudible para nosotros. Quizás, un sonido con un patrón rítmico contagioso producido por plantas con groove.
Otras lecturas recomendadas:
Espero que te haya parecido interesante. Si es así, te animo a dejar tu comentario y compartir este artículo ¡Gracias!












Responder a Mario C. paisajista Cancelar la respuesta