Cultivados en jardines desde hace siglos, los arbustos de kalmia destacan por sus curiosos cinco pétalos soldados que realzan la belleza del conjunto al que llamamos flor, pues conforman un volumen casi geométrico que es aderezado con colores blancos o rosas, así como, con alguna que otra mota de tonalidad más oscura.

Flores de kalmia © Annette Meyer

Kalmia es una planta que crece de manera natural al este de Norteamérica. Concretamente, fue descubierta en la región que cubre los estados desde Maine hasta Luisana , aunque, posteriormente, se encontraron nuevas especies del género en otras zonas de Norteamérica e, incluso, algunas han llegado a habitar salvajes diversas zonas de Europa.

Es conocida como laurel de montaña, uniéndose así al conjunto de arbustos que se llaman laurel y no lo son como la adelfa. Por este motivo, para centrarnos en un único nombre y no dejarnos llevar por el nombre popular que recibe la planta en cada lugar que se cultiva, Carlos Linneo estableció un sistema universal de nomenclatura en latín. En el caso de kalmia, el nombre del género lo recibe en homenaje al botánico Pehr Kalm. Este sistema mundialmente aceptado, que puede parecer engorroso, en realidad se trata de una herramienta tremendamente útil para la clasificación de las especies.

Algunos consejos de cultivo

Es un arbusto adecuado para crear un estilo paisajístico natural en un parque o un jardín. Y es que tiene necesidades similares al rododendro pero, a diferencia de éstos, florece a finales de primavera y principios del verano por lo que puede ser atractivo cultivar ambas especies de arbustos juntos para obtener un espacio del jardín en flor durante más tiempo.

Flores de kalmia cayendo en racimo © Laura Flohr Reynolds

Kalmia requiere suelos húmedos que no lleguen a encharcarse y algo ácidos, al igual que los rododendros, motivo por el cual se puede utilizar el mismo sustrato y abono para aumentar su vigor. Aunque apenas necesita aportes extras porque es un arbusto muy rústico.

Especies y cultivares destacados de kalmia

Una especie de kalmia muy conocida por sus flores es Kalmia angustifolia, un pequeño arbusto de hojas perennes y cuyas raíces forman una asociación con hongos llamada micorriza con la que es capaz de absorber nutrientes del suelo que sola no podría.

Kalmia angustifolia © Sonia Fiset

Tampoco podemos dejar de mencionar a Kalmia latifolia, una especie muy apreciada en jardinería y que posee una gran cantidad de cultivares con flores de atractivos colores y que se agrupan en el arbusto cayendo en un abundante racimo.

Kalmia latifolia cultivar ‘Minuet’ © Phillip Merritt

En este sentido, algunos de estos cultivares han conseguido el premio al mérito en jardinería de parte de la Royal Horticultural Society. Es el caso del cultivar ‘Freckles’, que se caracteriza porque sus pétalos son muy moteados, o el cultivar ‘Olympic Fire’, cuyos pétalos brotan en un intenso color rojo y al abrirse se muestran rosas.

Kalmia latifolia cultivar ‘Olympic Fire’ © Peter Coxhead

Hemos visto una representación de algunas de las especies de kalmia más apreciadas en jardinería. No es para menos, los pétalos unidos, de colores brillantes, la rusticidad en su cultivo y la variedad de cultivares de sus especies constituyen un género vegetal de enorme valor ornamental.

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