A veces queremos darle un toque exótico a nuestro espacio verde distribuyendo estratégicamente unas palmáceas en maceta, algo muy común que tendrá más éxito si conocemos algunos detalles que nos ayudaran a que las palmeras luzcan.
Cyca revoluta © Doug Beckers
El mundo de las palmáceas engloba aquellas plantas que se caracterizan por tener un falso tronco o estípite coronado por unas enormes hojas que crecen en roseta llamadas palmas. Se conocen como palmáceas a plantas de la familia de las Arecaceae principalmente, aunque hay quién identifica como palmáceas plantas de otras familias como Cycadaceae y Zamiaceae. Y lo cierto es que tienen en común la anatomía vegetal de estípite y palmas.
Si queremos trasplantar una palmera, para empezar, tendremos que conocer la especie vegetal y sus características botánicas. Por ejemplo, es importante conocer la velocidad de crecimiento de la planta, pues una cica (Cyca revoluta) tiene una velocidad de crecimiento muy lenta mientras que el palmito (Chamaerops humilis) se desarrolla rápido, sobre todo al inicio, cuando la planta es joven.
Palmas de Chamaerops humilis © Liesvanrompaey
La velocidad de crecimiento, unido al tamaño adulto de la planta condicionará la maceta y los trasplantes que tendremos que realizar de un contenedor menor a otro mayor, pues el tamaño de una palmera datilera (Phoenix dactylifera) es mucho mayor que el de una palmera de la fortuna (Trachycarpus fortunei).
El éxito del trasplantes de palmáceas se encuentra en proteger las raíces, ya que es el órgano más delicado de estas plantas. Tengamos en cuenta que una palmera es similar a una hierba pero con un falso tronco, por eso las identificamos más rápidamente con los árboles, las tratamos como tales y no tenemos en cuenta su vulnerabilidad. Ese es el motivo de prestar especial atención al hacer el trasplante de una palmácea de una maceta a otra, pues se trata de una actuación de jardinería en la que es importante la época del año y cómo proteger sus raíces.
Phoenix dactylifera © Jardines Que Me Gustan
Las palmeras necesitan una horquilla de temperatura de entre 3 a 18º centígrados para realizar el trasplante. A diferencia de los árboles, los cuales es conveniente realizar el trasplante durante la parada vegetativa en invierno, las palmeras encuentran su momento de trasplante en primavera y otoño, pero con matices, porque depende de la región climática donde se cultiven. Tenemos que evitar las heladas primaverales y el excesivo calor estival, lo cual deja un margen de algunas semanas durante primavera y otoño. Estas condiciones ideales de trasplante de palmeras suelen darse el segundo mes de primavera y las primeras semanas de otoño pero, como ya se ha comentado, depende de la climatología del lugar donde se realice el trasplante.
Trachycarpus fortunei © Philip McErlean
También tendremos que proteger las raíces para no dañarlas. Por eso se recomienda regar la tierra el día antes del trasplante para que se forme un cepellón compacto que proteja las raíces, así como, atar las palmas para poder manipular con comodidad la base del estípite. La nueva maceta donde vamos a colocar la palmácea debe ser mucho más amplia y nos permitirá cubrir por completo las raíces de la palmera, pues en algunas ocasiones cuando el interior de la antigua maceta se queda pequeña las palmeras tienden a impulsarse hacia arriba dejando las raíces al descubierto.
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