se hacen cíclicas y vuelven todos los años en determinadas fechas. No quiero
decir con este comentario que haya una necesidad de crear contenidos sin
motivos por parte de los que se encargan de informar, de hecho me parece
fundamental que aparezcan. Septiembre es un mes propicio para que se dé este
fenómeno y noticias como la vuelta al
cole se hacen entrañables frente a otros sucesos mucho más desagradables
que por desgracia también están ocurriendo en la actualidad. Los coleccionables en los quiscos o renovar ilusiones son acontecimientos
que tienen lugar a la par que el comienzo escolar. Entre todas estas noticias
encontramos otra que vuelve anualmente, los beneficios que tiene para la salud
la práctica de la jardinería.
Por supuesto esta
noticia siempre viene abalada por estudios científicos. La última que he leído
estuvo realizada por investigadores de la Universidad de Texas y que
posteriormente fue publicada en HortTechnology
que consistió en un cuestionario realizado a personas mayores de 50 años acerca
de sus hábitos. El resultado en líneas generales de dicha experiencia fue que
aquellos participantes que dedican parte de su tiempo a la actividad de la
jardinería resultaron ser de mentalidad más positiva y estar satisfechos con su
vida.
servir para orientarnos sobre las virtudes que tiene la jardinería para la
salud y que encontramos en las noticias es la creación de zonas verdes en
hospitales. Los jardines terapéuticos se encuentran en auge, siendo un proyecto
que estoy seguro que a cualquier profesional de entre los que nos dedicamos al
paisajismo le encantaría participar. Iniciativas como “El Jardín de mi Hospi”
que contribuyen a que los niños y niñas que permanecen hospitalizados se
encuentren, en la medida de lo posible, en contacto con la naturaleza y convirtiendo
su estancia hospitalaria en una situación más normalizada.
presente que crear un espacio verde como jardín terapéutico no solo consiste en
la plantación de especies vegetales, el diseño tiene que estar orientado a favorecer la recuperación de las
pacientes. En la búsqueda del bienestar de los más pequeños es propicio disponer
de una zona de juegos lo más natural posible e integrada con el medio vegetal.
Pero un jardín terapéutico en un hospital es además beneficioso para los propios
trabajadores del mismo, pues pueden aprovechar sus descansos para desconectar
al aire libre.
y estudios científicos hay que añadirle la propia experiencia. Yo mismo al dedicarle
parte de mi tiempo a podar unas plantas, regar, o hacer una cava, confirmo que
me hace sentir mejor física y mentalmente. Hasta el simple hecho de caminar por
un parque es bueno para las enfermedades del corazón o la contemplación de este
mismo paisaje ayuda a mitigar la fatiga cerebral y el estrés.
que uno de mis primeros trabajos que realicé fue en una empresa de mejora vegetal de trigo. No quiero
llevar a engaño. Esta empresa no tenía nada que ver con los cultivos transgénicos (un tema del que
daría para hablar largo y tendido), la mejora en esta empresa se hacía por
selección clásica, igual que han hecho los agricultores desde que existe la agricultura
eligiendo aquellas especies más productivas o resistentes a enfermedades, pero
con la diferencia de realizar varios ciclos biológicos en un año para acelerar
el proceso de encontrar una variedad mejorada. Los cultivos para comparar las distintas
variedades de trigo se plantaban en pequeñas parcelas de experimentación, pero
con el fin de no mezclar el grano de distintas plantas, la recolección no
podíamos hacerla con maquinaría pues esta se emplea para superficies grandes,
así que teníamos que recurrir a segar con una hoz y trillar el grano de manera
manual, es decir, como se ha hecho culturalmente desde que el hombre dejo de
ser nómada. Tengo que reconocer que tampoco es que fuera un trabajo duro porque
las magnitudes que manejábamos no eran para ello, así que no comparé esta tarea
con la jornada de un agricultor, aunque es cierto que cuando terminaba el día me
notaba una sensación de tirantez en las manos. En una ocasión mi jefe me vio
como me miraba las manos y, haciendo referencia a los agricultores clásicos
(los de verdad), me dijo algo que no he olvidado jamás: No hay satisfacción más grande que poder trabajar con tus manos la tierra.
Lo cierto es que tenía razón, cuando me he encontrado frustrado, deprimido,
triste o simplemente se agolpan las ideas y no salen como debieran, no hay nada
que me produzca mayor satisfacción que dedicarme a “jardinerar”.
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minutos de tu tiempo leyendo este post.









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