La popular margarita silvestre (Glebionis coronaria), habita sin reparo prados y espacios degradados en estos días primaverales. Flores blancas que inundan una basta masa verde asemejando un espacio infinito donde abundan estrellas. Y es que una galaxia es un conjunto enorme formado por soles, planetas, satélites, polvo interestelar, gases y partículas, constituyendo un sistema autónomo dentro del universo, al igual que el ecosistema en los prados de margaritas.
G. coronaria en la ciudad © Jardines Que Me Gustan
Además, no sería tan descabellado que G. coronaria pudiera acabar teniendo su singular y particular odisea espacial ¿Quién sabe? De hecho, ya se están ejecutando proyectos de cultivo de plantas en la Estación Espacial Internacional con éxito. Este es el caso de Pak Choi (Brassica chinensis), una verdura que se consume en China y que el pasado 13 de abril consiguió florecer en el espacio exterior en un medio de cultivo artificial y con un sistema de microgravedad.
Otro proyecto espacial y botánico fue el Mars Plant Experiment (MPX). El objetivo de este experimento era el de enviar a Marte un pequeño invernadero fabricado para recrear unas condiciones de cultivo similares a las de la tierra y cuyo interior albergaba semillas preparadas para germinar con la esperanza de conseguir mantener vida sostenible en el planeta rojo. Este experimento estaba propuesto para el viaje del rover Mars 2020, pero finalmente no fue seleccionado.
¿Margaritas en Marte?
Lo que es indudable es que existe una seria intención de enviar plantas a Marte para que sirvan de avance en una futura colonización del espacio. Especies vegetales que sirvan de una primera avanzadilla y que tendrán que ser las más rústicas. Plantas acostumbradas a superar condiciones adversas para sobrevivir, así como, especies herbáceas adaptadas a esperar una mínima oportunidad para crecer y desarrollarse.
Entre estas hierbas podríamos incluir a G. coronaria. Hierba anual, originaria de la zona mediterránea, y con experiencia en establecer colonias en otros lugares distintos de donde es nativa, pues ha llegado a diversas partes de todo el mundo.
Glebionis coronaria © Jardines Que Me Gustan
Es una planta que cuando no sale desde una grieta del suelo y crece libremente, puede llegar a medir un metro de altura, pero su tamaño es muy variable según las condiciones. Las hojas también cambian en función de la posición en el tallo, las inferiores son auriculadas o formadas por pequeños lóbulos, mientras que las superiores son pinnatisectas, es decir, hojas que poseen varios folíolos delgados a los lados del raquis.
Pradera donde abunda principalmente Glebionis coronaria © Jardines Que Me Gustan
Pero por lo que destaca Glebionis coronaria es por su flor, que se según la variedad puede tener pétalos blancos, amarillos o, incluso, una variedad bicolor que posee la parte inferior de color amarillo y el resto del pétalo de color blanco.
Flor de Glebionis coronaria © Jardines Que Me Gustan
Puede que en la realidad G. coronaria nunca llegue a atravesar el espacio exterior o colonizar otros planetas, pero en mi ciencia ficción particular, cada primavera, cuando contemple una pradera de margaritas imaginaré estar observando el amplio firmamento plagado de estrellas.
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