Las crisis pueden ser el germen de cambios que acaben en convertirse en nuevos proyectos desarrollables. Los huertos comunitarios surgieron de una crisis, la provocada por la guerra de Vietnam en Estados Unidos en los años setenta. En España, la crisis económica de 2008 propició también la proliferación de los huertos comunitarios y su progresión es tal, que ya se encuentran ampliamente distribuidos en todas las regiones.
Flor de alcea © Jardines Que Me Gustan
La crisis de donde parten los huertos comunitarios no es solo económica, es también social y medioambiental. Social porque existe un distanciamiento con la producción de hortalizas tal y como se hacia antiguamente en los pueblos, algo que ha llevado al desconocimiento por parte de una amplio espectro de la sociedad de donde provienen los vegetales con los que nos alimentamos. Medioambiental porque las ciudades han fomentado tradicionalmente un desapego por el mundo natural que se ha traducido en un cambio climático que lleva tiempo notándose con fuerza.
Floración Allium spp. © Jardines Que Me Gustan
Razones que motivaron y motivan el cultivo de los huertos comunitarios: por un lado, intensifican el contacto de los ciudadanos con una producción agrícola sostenible, proporcionando alimentos frescos y saludables, así como, realizando una labor de divulgación entre los más jóvenes que aprenden de donde viene su comida y, por otro lado, dan uso en muchos casos a lugares degradados que se incorporan al conjunto de espacios verdes urbanos ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.
Huerto comunitario © Jardines Que Me Gustan
Con estos datos podemos hacer una radiografía que describa los huertos comunitarios actuales, unos espacios ubicados en lugares degradados, parques urbanos o jardines de barrio, que se encuentran divididos en pequeñas parcelas cultivadas por vecinos de la zona a los que se les cede el uso de la parcela y que explotan sin ánimo de lucro. Como su propio nombre indica, tienen carácter comunal y desde la propia organización de la huerta se realizan reuniones, talleres, cursos o celebraciones. La propiedad de los huertos comunitarios suele ser municipal y existe una reglamentación que organiza su uso, así como, orienta sobre la gestión de los mismos.
Parcelas huerto comunitario © Jardines Que Me Gustan
Otro aspecto destacable de los huertos comunitarios es la elección de las plantas, porque no necesariamente tienen que ser todas hortalizas para producción de alimentos. En este sentido, algunas plantas ornamentales se cultivan también aunque el fin último es el beneficio del huerto comunitario. Por eso no es extraño encontrar vegetales que atraigan fauna auxiliar para ayudar a luchar contra plagas que perjudiquen el huerto, contribuyendo con su presencia a la sostenibilidad del conjunto.
Entutorado de hortalizas © Jardines Que Me Gustan
En definitiva, los podríamos definir como jardines sociales o huertos que hacen comunidad. Espacios verdes de entornos urbanos que son productivos y educativos, que fomentan la sostenibilidad de las ciudades mejorando el medio y la salud de los usuarios que participan en esta iniciativa ciudadana.
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