Es curioso, pero a esta pregunta me he enfrentado más de una vez. A ver, a si de primeras ninguna planta es peligrosa. Lo peligroso es el desconocimiento y cuando se tiene el conocimiento, hacer mal uso de él.
Laurisilva © Jörg Bergmann
Lo cierto es que el laurel (Laurus nobilis) fue el vegetal que alzaba a un simple mortal a la divinidad, es condimento de sabrosos platos y, por supuesto, una planta ornamental de jardín.
También es verdad que el exceso de laurel puede ser tóxico cuando se emplea como especie en comida, como todo lo que se consume de forma desproporcionada, pero nunca supone un problema respetando las dosis alimentarias establecidas.
Sin embargo, esta circunstancia no debería ser motivo para dejar de disfrutar de esta planta. Al menos en lo que a su valor ornamental se refiere.
Y en lo ornamental nos acercamos a lo divino, pues el mismísimo dios Apolo fue el gran valedor del laurel, una deferencia que convirtió a este gran arbusto en sinónimo de valor en la Gracia Clásica.
Floración del laurel © Manuel M.V.
Según la mitología, el dios Apolo ofendió gravemente al joven dios Eros (también conocido como Cupido), que elucubró una retorcida venganza. Eros solo necesito lanzar dos flechas para llevar a cabo su plan.
La primara flecha, con punta de oro, alcanzó a Apolo que quedó perdidamente enamorado de la ninfa Daphne. La otra flecha, con punta de hierro, la lazó contra Daphne y la hizo odiar con toda su alma a Apolo.
Así las cosas, Apolo perseguía a Daphne perdidamente enamorado, mientras que Daphne no hacia más que huir del dios. Para que finalmente no fuera alcanzada, el padre de Daphne, un dios de los ríos, convirtió a su hija en laurel.
En fin, nunca ofendas a un dios. Sin duda es mucho más peligroso que comer laurel.
Apolo, que ya no tendría un romance con la ninfa que amaba, decidió que honraría con las hojas de aquel arbusto a todos los héroes mitológicos y campeones de los Juegos Olímpicos.
Y con los años llegó a convertirse en distinción entre emperadores en Roma primero y entre poetas después. De aquí viene la expresión ‘laureado’.
Laurel de jardín © dan.kristiansen
Supongo que será esta asociación que tengo tan arraigada en el subconsciente entre laurel y distinción, que cada vez que veo un espacio verde donde hay laurel me parece que otorga elegancia.
Desde el punto de vista botánico podemos decir que el laurel es un arbusto o pequeño arbolillo de hojas perennifolias. Suele presentar un denso follaje muy oscuro, tirando hacia una tonalidad azulada.
La corteza es de color marrón con cierta tonalidad grisácea. Mientras que las hojas, si entramos al detalle, son alternas, lanceoladas, coriáceas y con el borde levemente ondulado.
No solo en jardines destaca el laurel, pues el mundo natural cuenta con bosques muy especiales formados por esta familia vegetal.
Laurisilva en el Parque Nacional de Garajonay (La Gomera) © Jörg Bergmann
Se trata de los bosques de laurisilva o selva templada. Consisten es espacios verdes muy húmedos, de clima subtropical y gobernado por plantas de la familia de las lauráceas.
A este grupo de plantas pertenece el laurel y da nombre a toda la familia. En los bosques de laurisilva los podéis encontrar, en un entorno caracterizado por la humedad, la nubosidad y la calidez del ambiente. Es más, algunos de estos bosques están muy cerca y seguro los conoces.
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