El musgo es un elemento que nos acompaña desde los inicios de la jardinería. Siempre presentes, estacionales, sus características botánicas los han exaltado aún más en los últimos tiempos pues son seres vivos que contribuyen de una manera esencial a la viabilidad de los terrarios de plantas, así como, en la elaboración de jardines verticales y cubiertas verdes. Un tapiz vegetal que proporciona un gran valor ornamental.
Musgo creciendo en una pared © Candid Shots
Los musgos son plantas terrestres que no poseen sistema vascular para transportar agua y nutrientes desde las raíces hasta las partes aéreas. Es por este motivo que no han crecido en tamaño en miles de años de evolución y se desarrollan prácticamente a ras del suelo. Otra señal que nos indica la falta de cambio con respectos a otras plantas es la gran adaptabilidad que poseen muchos musgos para vivir perfectamente bien bajo agua. De hecho, estas especies son utilizadas para decoración en acuarios. Los musgos, como individuos, se encuentran a medio camino entre las algas verdes y las primeras plantas que colonizaron la superficie terrestre fuera del medio acuático.
Los musgos no han abandonado esa dependencia por el agua, incluso los que no viven sumergidos, para completar su ciclo biológico, necesitan vivir en una atmósfera muy húmeda. Es por eso que apreciamos su presencia en grietas, troncos de árboles, rocas, tejados, paredes y en el suelo de zonas orientadas al norte durante las estaciones más húmedas. En cambio, durante períodos secos los musgos se marchitan y sobreviven en estado de latencia hasta las siguientes lluvias.
Esta capacidad que tienen para absorber y retener grandes cantidades de agua los han convertido en un elemento muy importante en el ecosistema de un terrario de plantas, pues los musgos mitigan el efecto de una alta humedad para el resto de especies vegetales con las que conviven en el recipiente de cristal.
Musgo entre grietas © Jardines Que Me Gustan
Por otro lado, el escaso desarrollo de raíces y la facultad que tienen los musgos para crecer en lugares inverosímiles es lo que le ha garantizado un lugar entre jardines verticales y cubiertas verdes. Básicamente porque es una planta que no necesita una adaptación para vivir en unas condiciones de falta de sustrato y en vertical. Ya se hacen lienzos vegetales únicamente con musgos y el resultado es una decoración muy ornamental.
Es fácil propagar musgo con fines ornamentales, pues se pueden reproducir de forma asexual por fragmentación. Para el desarrollo posterior solo hay que cubrir sus necesidades de agua y luz proporcionándole un medio para vivir similar al que tendría en un ambiente natural. También poseen reproducción sexual por esporas que está íntimamente ligada al agua, siendo otra señal inequívoca de que aún conservan cualidades de miles de años.
Los musgos se encuentran en muchos lugares. Viven asociados a zonas umbrías de sotobosque, cercanos siempre a cursos y láminas de agua que garantizan su hábitat. Curiosamente, algunos se han especializado tanto que solo los vemos en entornos urbanos. Y hay jardines que han convertido al musgo en el elemento principal sobre el que gira su esencia, como es el caso de Saihō-ji, el Templo del Musgo de Kioto. Sin duda, todo un triunfo.
Musgo creciendo en una rama © Georg Schäfer
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