La vulnerabilidad de las clemátides

Desde que la clemátide fue introducida en jardinería en 1836 ha resultado ser una fuente inagotable de inspiración en el diseño de jardín. En especial cuando de llamar la atención de pérgolas y otras estructuras de jardín se refiere.

Clemátide © Peter Miller

En esta ocasión hablamos de un género de plantas con cientos de especies y, de entre éstas, cultivares que generan flores de sépalos con atractivos colores.

Si, cuando de la flor de clemátide hablamos, en vez de los pétalos, son los sépalos los encargados de embadurnarse de purpura, blanco, azul, rosado o amarillo. Sin despreciar tramas moteadas o lineales para dar más singularidad a esta planta.

Flores de clemátide rodeada por sépalos azules © Mark Freeth

Además, estas flores poseen un rango de floración amplio dentro del género: encontramos en jardines flores de clemátide en primavera, verano y otoño.

Clemátide trepando © Alexander Dulaunoy

Es más frecuente dentro del género observar trepadoras, aunque algunas especies en realidad son arbustos. Las verdes hojas se comportan como caducas en las especies de clima frío, mientras que las plantas de clima templado se comportan como perennes.

¿Dónde está la vulnerabilidad de la clemátide?

Comenzando por los hongos, el que más daño hace a la clemátide es Phoma clematidina pues afecta a tallos y ramas generando un marchitamiento que puede perjudicar dramáticamente a la estructura leñosa de la planta. Otros hongos patógenos que atacan a la clemátide son el mildiu y la roya.

En cuanto a plagas, las plantas de clemátide se ven perjudicadas por caracoles, babosas, cochinillas y pulgones. Éstos últimos crean una melaza pegajosa que provocan una pudrición que tal vez no sea letal, pero si puede dejar a la planta en un lamentable estado de salud y ornamental.

Especies destacadas de clemátides

Clematis glycinoides fue utilizada antiguamente para curar el dolor de cabeza. Posee hermosas flores de color blanco que recuerdan al azahar y cuyo período de floración abarca desde julio hasta diciembre.

Clematis glycinoides © Christine Lynch

En cambio, Clematis florida posee una flor que se parece a la pasiflora. Es decir, una corona radial con numerosos filamentos rodeado por vistosos sépalos de colores. Originaria de China, algunos cultivares ilustres se han colado en jardines del mundo.

Clematis florida © Rob Thurman

Clematis baldwinii es una planta que origen americano, a diferencia de las que se introdujeron como ornamental en el siglo XIX que fueron traídas de Asia. La bella flor en forma de campana que posee es un rasgo diferenciador con el resto de clemátides.

Clematis baldwinii © Bob Peterson

Muchos jardineros sienten predilección por Clematis integrifolia debido a sus enormes flores azules, purpuras o blancas. Quedan curiosamente colgadas a baja altura pues es una planta que no crece mucho más de metro y medio de longitud.

Clematis integrifolia © Beautiful Cataya

Clematis flammula es una de las representantes aromáticas del género. Procede del sur de Europa y del norte de África pero es muy apreciada en jardinería en todo el mundo por el agradable olor que desprende a almendras dulces.

Clematis flammula © Jordi Roy Gabarra

Finalizamos esta selección de clemátides con Clematis vitalba que también es fragante, pero que destaca porque los pétalos presentan una curiosa descomposición en hebras de color blanco que evocan la barba de un anciano.

Clematis vitalba © Andreas Rockstain

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Comentarios

2 respuestas a «La vulnerabilidad de las clemátides»

  1. Avatar
    María Dolores Martínez López

    Estimado amigo me parece muy muy interesante todo el post y que bonitas son todas. Yo tengo tres, pero sola una me regala hermosas flores. Un fuerte abrazo.

    1. José Luis

      Hola Lola! Es curioso como distintas especies del mismo genero, incluso variedades se adaptan de manera diferente al entorno. Un fuerte abrazo.

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José Luis
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