La vistosa y colorida floración del popular jacinto nos llega de un género de pequeñas bulbosas que no posee muchas especies, pero si abundantes variedades de éstas.
Flores de jacinto sobre una mesa © Kristin Marie Enns Kavana
Como ocurre con el tulipán, el jacinto tiene su origen natural al este del Mar Mediterráneo y, también como el tulipán, alcanzó fama importante en Países Bajos durante el siglo XVII.
Aunque para conocer de donde procede el nombre jacinto tenemos que remontarnos más atrás en el tiempo, hasta una época de dioses inmortales.
Flor de jacinto © Heartlover1717
Según la mitología griega, el dios del viento de poniente, Céfiro, era conocido como el aire fructífero porque se consideraba heraldo de la primavera.
Unas versiones dicen que fue un accidente, mientras otras versiones aseguran que fue intencionado; el mito nos cuenta que Céfiro mató a un hermoso joven griego llamado Jacinto al desviar el disco de Apolo durante unos juegos.
Inflorescencia de jacinto © Bjorn E
De la sangre del joven Jacinto (Hyacinthus), que brotó a borbotón, recibe el nombre una inflorescencia que a su manera es también heraldo de primavera.
Las hierbas del género Hyacinthus crecen a partir de bulbos, que consiste en un órgano subterráneo que poseen algunas plantas y que les sirve para acumular nutrientes.
Detalle flor azul © Michael Raby
En el caso del jacinto, cada bulbo emite de cuatro a seis hojas verticales y un racimo floral que emerge copiosamente destacando entre las hojas.
La forma de la inflorescencia de jacinto se asemeja a la punta de una flecha y lo cierto es que en el conjunto de un jardín nos señala al cielo, conectando el verde del primero con el azul del segundo.
Hyacinthus orientalis © Jan Stefka
El colorido y la verticalidad de las inflorescencias rompen con la monotonía del observador, añadiendo un nivel más elevado al plano visual en el que se encuentra el espacio verde.
Un contraste que resalta especialmente cuando existen en el jardín otras floraciones menos llamativas o una masa vegetal sin definir.
Detalle flor blanca © Johannes Ortner
Si bien también es cierto que cuando se encuentra formando parte de un todo, el conjunto luce más que la inflorescencia de jacinto por si sola.
La inflorescencia puede estar más o menos compactada. Y cuanto más unidas están las flores, mayor es el impacto de la inflorescencia del jacinto dentro del espacio verde.
Inflorescencia compacta rojiza © Cerlin Ng
De entre las espacies de jacinto que existen, Hyacinthus orientalis es la que posee mayor bagaje como planta ornamental y de la que proceden los cultivares más premiados.
La planta de manera natural realiza la polinización gracias a la intervención de abejas y así se reproduce, a través de la formación de semillas.
Floración celeste © Kristin Marie Enns Kavana
Nosotros, en jardinería, podemos propagar la planta fácil mediante la separación de bulbos hijos cuando aparecen de la planta madre.
Florece a finales de invierno o principio de primavera, prefiriendo lugares para su cultivo a pleno sol o semisombra, así como, suelos con buen drenaje pero no secos.
Inflorescencia compacta © Nicolas Gent
La popularidad de H. orientalis ha provocado que se hayan nombrado más de 2000 cultivares. Normal teniendo en cuenta, como hemos comentado, que es una planta mitológica y con una inflorescencia ornamental muy apreciada.
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