La ambigüedad de la lavanda

Siglos nos lleva mostrando dos caras la lavanda, una que la convierte en un cultivo agrícola de amplio recorrido y otra que la transforma en planta de atributos ornamentales muy preciados. Y es que podemos encontrar hermosos paisajes conformados con surcos de color azul o purpura y jardines mediterráneos donde la lavanda se desarrolla mostrando los mismos colores pero solo en pinceladas sobre un tapiz verde.

Campo de lavanda © Thomas Nilsson

¿Quién no se ha percatado de las hermosas espigas como puntas de lanzas emergiendo sobre una tupida masa vegetal? La lavanda es un arbusto pequeño de los llamados aromáticos porque es capaz de producir un aceite esencial que es la fuente de su perfume tan característico.

Espigas de lavanda © marciespics

Una cualidad que no pasó desapercibida en tiempos remotos. En la Grecia y Roma clásica ya se cultivaba la lavanda para producir este aceite esencial, producto que era utilizado para lavar, de ahí el nombre que posee esta planta, pues del latín lavo significa lavar y esto nos lleva a lavare como origen del nombre de esta planta.

Tiempo después, en la Francia medieval, se la empezó a llamar lavandre. De hecho, es en este país donde la lavanda adquirió una importancia relevante como cultivo agrícola ya que la esencia aromática de la planta es realmente valorada.

El auge de la elaboración francesa de esencia de lavanda y su posterior producción sistemática se vinculó al desarrollo de la industria de perfumería durante los años 50 del siglo pasado en la región de los Alpes de Alta Provenza; peculiaridad que ha desembocado en una suerte de notables paisajes campestres donde brilla especialmente la lavanda.

Cultivo de lavanda © nonuou

La devoción en Francia por la lavanda es tal, que la localidad gala Digne-les-Bains celebra desde hace 70 años el Festival de la Lavanda. Al inicio, el evento pretendía impulsar el aspecto económico que representaba la producción de lavanda para el territorio provenzal. En la actualidad, supone una gran fiesta que dura varios días a finales de julio y principio de agosto con carrozas y una feria en la que se reparten, entre lo asistentes, saquitos rellenos con flores de lavanda.

Origen y especies de lavanda

La lavanda es una planta de origen europeo, asociándose principalmente a toda la zona bañada por el mar mediterráneo. Aunque existen especies vinculadas a otras zonas. Es el caso de Lavandula angustifolia, cuyo cultivo es muy popular en Reino Unido donde también abundan campos con diferentes variedades.

Campo de lavanda inglés © Darren Tennant

No obstante, independientemente de que se pueda cultivar con éxito en otros lugares, la lavanda es una planta con bajos requerimientos de agua, exposición muy soleada y que crece en suelos arenosos o gravosos porque facilita el drenaje que, a su vez, evita el ataque de hongos patógenos a las raíces. Es decir, crece mejor en su área de influencia.

Lavandula angustifolia © Jardines Que Me Gustan

Lavandula stoechas o cantueso es el ejemplo de lavanda mediterránea y la que encontraremos creciendo de forma natural en la península ibérica. Fue descrita por primera vez por el médico griego Dioscórides hace casi 2000 años y se caracteriza por poseer pelillos blancos en tallos y hojas que le dan una coloración grisácea, mecanismo botánico que les ayuda a conservar el agua. El cantueso posee una flor muy apreciada por polinizadores.

Lavandula stoechas © Brian Fuller

Y de la península ibérica nos vamos a otra península, la arábiga, donde encontramos a Lavandula pubescens. Planta conocida como lavanda peluda aunque, como hemos comentado antes, el poseer pelillos cubriendo tallos y hojas no es una característica exclusiva de esta especie. Su ambiente natural es de matorral seco o, incluso, desértico.

Lavandula pubescens © Ron hl

L. multifida, L. pinnata, L. caneriensis, L. dentata,…, especies de un género de plantas arbustivas muy aromáticas, que han conquistado regiones enteras donde se les rinde una especie de culto en forma de festival, así como, llevan formando parte de jardines mediterráneos como planta ornamental desde tiempos remotos. Una ambigüedad que ha garantizado el éxito de la lavanda.

Lavandula multifida © Ingeborg van Leeuwen

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