Dentro del laberinto vegetal

Cuando escribo algo tiendo a complicarlo todo…. Como en el resto de ámbitos de mi vida, por otro lado. Soy capaz de mezclar un tanque de tormentas con la mitología nórdica o imágenes de insectos tomadas a través de microscopio electrónico con el cine de ciencia ficción.

Laberinto vegetal © Adam Heath

En el caso de escribir sobre laberintos vegetales me ocurre igual. Una metáfora de mi retorcida mente que se adentra en un asunto y le cuesta encontrar la salida para concluirlo.

Así de pronto, me vienen un par de referencias para adentrarme en el tema de los laberintos vegetales. En la primera sería de nuevo recurrir a la mitología, aunque en este caso griega.

Laberinto en los jardines Glendurgan, Inglaterra © Tim Green

Todos hemos escuchado la leyenda del héroe Teseo. Se enfrentó al Minotauro en el laberinto de Creta y resolvió la incógnita de la salida siguiendo el hilo que dejó a la entrada según recomendación de la princesa Ariadna.

La segunda referencia se trata de una película de mi infancia. Titulada aquí en España “Dentro del laberinto, Labyrinth”, es un film protagonizado por Jennifer Connelly y, ojo, David Bowie.

En su estreno no tuvo mucho éxito en taquilla, pero hoy en día se ha convertido en una película de culto.

Dentro del laberinto © Andrew Writer

La trama nos cuenta como la joven Sarah (Connelly), debe profundizar en un laberinto de cuento de hadas para rescatar a su hermano pequeño de un malvado hechicero ( Bowie).

Estos son solo dos ejemplos rápidos que me han venido a la memoria, pero si hacemos una búsqueda en internet nos aparecen otras muchas referencias.

¿Por qué los laberintos están envueltos en un halo mágico? ¿Por qué ese misticismo? Pues porque son invitación a penetrar en lo desconocido y, no sin cierto riesgo, descubrir un secreto o un tesoro.

Vamos, que despiertan nuestra curiosidad al máximo y no están exentos de cierta subida de adrenalina por aquello del riesgo.

Laberinto en el Getty Center, California © F. Tronchin

Por este motivo existen los laberintos vegetales. Recordemos que un jardín se sustenta en tres pilares básicos: económico, ecológico y social.

En este último pilar encaja como un guante un laberinto vegetal, pues al constituirse un jardín como un espacio de disfrute para los usuarios, deben incluirse elementos que fomenten el aspecto lúdico.

Es así como nace la idea de incorporar laberintos vegetales, como una oferta más de entretenimiento en espacios verdes. Un divertimento cuyo objetivo es engañar y desorientar al visitante por placer.

Los primeros laberintos vegetales aparecen en los jardines renacentistas italianos, sobre el siglo XVI. Se ubicaban cerca de la terraza en una villa.

Jardín Botánico VanDusen en Canadá © Los Paseos

Estos primeros laberintos se resolvían de manera visual. El espectador se colocaba en la terraza y solventaba el patrón creado con un macizo de flores observando desde arriba.

Con el tiempo evolucionaron y se permitió el acceso, siendo estos laberintos vegetales construidos con estructuras donde crecían plantas trepadoras.

Fue con el jardín barroco francés cuando el laberinto de jardín adquirió su máxima popularidad y cuando comenzaron a construirse con setos recortados en topiaria.

Laberint d’Horta, Barcelona © Ferran Pestaña

La sociedad cortesana francesa necesitaba ocio y la jardinería se los proporcionó a modo de rudimentario “parque de atracciones”.

Uno de los laberintos más famosos fue el que tuvo el jardín del Palacio de Versalles y que fue construido por encargo de Luis XIV.

Con la llegada del jardín paisajista inglés, los laberintos se desdibujaron un poco y se tendió a construirlos en forma de bosques que había que recorrer a través de sinuosos caminos.

Laberinto de la mansión fortificada de Traquair, Escocia © Vanessa

Pero la esencia se mantuvo y no se perdió del todo la construcción del laberinto vegetal formado de altos setos vegetales recortados con esmero.

Eso sí, se consideraron reliquias del pasado. Un capricho que necesitaba una alta inversión en nuevas plantaciones y un elevado costo en el mantenimiento.

De esta forma llegamos a medidos del siglo XX, donde se recupera con fuerza la pasión por crear y disfrutar de laberintos vegetales.

Pared del laberinto © Heather Aitken

Algunos de los antiguos se reconstruyeron, otros se encargaron para jardines particulares y otros muchos como entretenimiento en parques de atracciones modernos.

¿Aceptas un consejo? Si tienes un laberinto vegetal cerca, adéntrate en él. Con el paso de los años no han perdido esa esencia mística que nos acerca al universo feérico.

Sendero curvo © mwms1916

Otras lecturas recomendadas:

La caza de las crisopas

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