azahares en cada naranjo, en cada calle de Sevilla. Sépalos, pétalos,
estambres, ovario y pistilo, comienzan a dibujarse con nitidez. Aroma que lo inunda
todo alrededor, heraldo de una primavera próxima, convirtiendo un simple recado
a pie en una sucesión de emociones placenteras para el viandante en este marzo
que da comienzo. Muchos insectos también se han percatado de tal circunstancia
y hacen aquello que les dicta su naturaleza, polinizar.
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Azahar
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sin ajardinar, en solares degradados, otras flores aparecen, que si bien su
presencia no resulta tan agradable al viandante porque la considera una
“mancha” en el camino obra de la dejadez en el mantenimiento, los insectos
polinizadores, que no son tan remilgados, aprecian la belleza de estas flores
espontáneas igual que hacen con los azahares de los naranjos recortados
perfectamente en forma de bola.
primeras empezamos a poner nombres como Viborera,
Ortiga o Cabeza de Pollo, con esa carta de presentación, es complicado que
nos atraigan las flores que corresponden a estas plantas. Aun recuerdo uno de
los trabajos que tuve que hacer cuando estudiaba en la Universidad, el Plantulario de la asignatura de
Malherbología, que a partes iguales
con el Insectario, constituían los
trabajos más “populares” a realizar entre los alumnos de Ingeniería Agronómica.
Partiendo de que la finalidad de esta
asignatura es la de conocer al enemigo para combatirlo usando todas las
armas (químicas) a nuestro alcance, no es de extrañar que la primera impresión
que me den estas hierbas espontáneas sea negativa. Aún conservo con mimo el Plantulario que realicé seleccionando las
plántulas cuando solo asomaban el o los cotiledones (plantas monocotiledóneas
si tienen un cotiledón y plantas dicotiledóneas si tienen dos cotiledones,
siendo un cotiledón la primera hoja que emerge del suelo y que posee nutrientes
para llevar a buen término la germinación), las arrancaba de raíz así
pequeñitas y las colocaba entre las páginas de un periódico, bajo una pila de
libros, para que se fueran desecando. Una vez perdida toda la humedad en su
interior, las colocaba en una ficha blanca con finas líneas azules que resaltaban
las dimensiones de la plántula y la cubría con un papel celo quedando inmortalizadas
para la posteridad.
vista del viandante, aunque continúen
constituyendo un incordio para cultivos hortícolas y jardines, ahora las
considero una oportunidad, una ocupación, que a falta de un ajardinamiento
mejor, me alegran cuando paseo junto a Duncan. La Malva (Malva spp.) se comporta como una autentica trepadora y nos muestra su
delicada flor rosa, para la Margarita más silvestre (Chrysanthemum coronarium) es temprano y no ha desplegado sus
pétalos al sol todavía, Diplotaxis
muralis amenaza la soberanía del lugar a la Margarita, la Palomilla (Fumaria officinalis), en cambio, no es
tan abundante pero deja pinceladas en blanco y rosa en diminutos puntos
repartidos estratégicamente, Malera (Ononis
natrix) reduce su presencia a un solo alcorque pero llamativamente amarillo,
la Viborera (Echium vulgare) pone el
acento misterioso con una flor de tonalidad purpura oscuro, a sus pies, con un
rosa más discreto, se encuentra Centaura
pullata, como también tienen que aparecer gramíneas encontramos Eragrostis y, finalmente, el intenso
azul de la flor de Borago officinalis
me inspira la belleza del mismísimo mar. Son flores ninguneadas, despreciadas, pero
que proclaman a los cuatro vientos que nos encontramos a las puertas de la
primavera una vez más.
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Malera (Ononis
natrix) |
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Diplotaxis
muralis |
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Viborera (Echium vulgare)
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Margarita (Chrysanthemum
coronarium) |
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Cabeza de Pollo (Centaura pullata)
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Malva (Malva
spp.) |
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Borrajo (Borago
officinalis) |
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Palomilla (Fumaria
officinalis) |
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