En Villandry todo es agradable y llamativo. No es para menos. Un jardín de trazas geométricas renacentistas entre las que encontramos parterres que hacen homenaje a las huertas monacales de la Edad Media francesa. Y es que el huerto-jardín de Villandry, en el valle del río Loira, se ha reinventado a lo largo de las décadas; convirtiéndose, en la actualidad, en una atracción muy significativa en Francia por esa combinación equilibrada entre diseño de patrones y especies vegetales cultivadas.
Jardines del castillo de Villandry © Gallo
El arte de la restauración es una labor compleja, en ocasiones nos dejamos llevar por una idealización, y es fácil perder la nitidez de los orígenes históricos. Ya sabes, el manido tema de la retrospección idílica o memoria rosada, fenómeno sicológico por el cual juzgamos desproporcionadamente mejor cualquier tiempo pasado.
Parterres en Villandry © Rauschenberger
Por eso es importante diferenciar entre reconstrucción y recreación cuando hablamos de jardines, pues, en el arte de la jardinería, el ejemplo de esta retrospección idílica lo encontramos en los jardines del castillo de Villandry, notable obra de recreación de jardinería que desde 1906 evoca a jardines del siglo XIV. Curioso que comenzara siendo una idealización de jardín medieval, recreando un paisaje casi de cuento, pero que tras tener más de un siglo de historia se haya convertido en un jardín clásico por derecho propio.
Uno de los elementos que más han contribuido a hacer de las jardines de Villandry una atracción turística son sin duda los parterres que posee.
Parterres de hortícolas © Henk Bekker
En general, los parterres que se construyen en jardinería fueron concebidos como espacios con fuerte carácter lineal. Rigor en el trazado roto con la naturaleza desbordante de la vegetación, ya fuera con una bordura de setos meticulosamente podados, pero díscola con cada nuevo brote emergente, y plantando en su interior patrones de especies de flor.
Así pues, un parterre constituye un lugar de apertura en el que destacan las plantas colocadas en superficie y que, a pesar de su marcado carácter geométrico, contrasta con la casa o edificación, que en el caso de Villandry es el castillo, así como, con otras zonas del jardín como puede ser un conjunto de árboles.
Flores de ciclamen © Jardines Que Me Gustan
El hecho de quedar estrictamente delineado por una bordura vegetal, relevó al parterre a ser un espacio exclusivamente para la contemplación. Limitado por estas restricciones, los parterres de Villandry explotaron al máximo los elementos con los que sí poder crear una diferencia significativa: patrones de diseño y plantas utilizadas.
Flor de fresa © Jardines Que Me Gustan
Concebidos como “huertos decorativos”, se añadió el cultivo en su interior de hortícolas. Por supuesto, especies plantadas siguiendo un patrón de diseño ornamental. Los parterres hortícolas de Villandry reciben el nombre de Potager o huerto y son éstos los que tratan de evocar aquellos claustros monacales de la Edad Media. En su interior se cultivan hortícolas como acelgas, col, fresas, berenjenas o diferentes especies de apiáceas. También existen en Villandry parterres más convencionales, igual de hermosos, donde se cultivan especies de flor. En estos encontramos ciclamen, rosas, dalias y narcisos en función de la época del año.
Crepúsculo en Villandry © Cédric Polroger
Independientemente de ambos tipos de plantas, hortícolas y de flor, ambas dan lugar a los parterres de Villandry, donde patrones de diseño y especies cultivadas elevan el valor decorativo de estos jardines, los cuales, se crearon como una retrospección idílica de jardines medievales ya extintos.
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