El colapso de liquidámbar

Destrucción o ruina, en este caso, de liquidambar puede ser extrapolable a muchos otros árboles urbanos. Podas drásticas, incorrecta ubicación, daños producidos por obras, son ya un buen motivo para hablar de colapso del arbolado urbano. Pero es que, además, en el caso del liquidámbar (Liquidambar styraciflua), puede llegar a colapsar cuando no se cultiva en el lugar apropiado según sus preferencias climatológicas.

Liquidámbar © Jardines Que Me Gustan

Liquidámbar es un árbol muy apreciado por su valor ornamental, en especial durante el otoño que es cuando sus hojas pasan a ser rojas. Son fácilmente reconocibles pues son similares a la de los arces, con unos cinco lóbulos palmeados y puntiagudos. Sin embargo, en la parte norte de su área de distribución, y donde se cultiva en áreas más frías de su lagar de procedencia, las hojas se hielan cuando aún están verdes. Demasiado al sur el cambio cromático también se resiente, pues los árboles de liquidambar se vuelven semiperennes y el color otoñal es apenas perceptible.

Y es así como colapsa un árbol con un gran atractivo en otoño, cuando lo forzamos a habitar un zona no apropiada para él y no se puede disfrutar de uno de sus atributos más cautivadores.

Detalle de las hojas de liquidámbar © Jardines Que Me Gustan

No es extraño que una planta que esté de moda se cultive en una ubicación que no sea la idónea para su ciclo vital y que no se comporte como debería. Además, el cambio climático está creando un nuevo contexto urbano que modifica el hábitat natural de las plantas haciendo que éstas tengan que mostrar toda su resiliencia y adaptarse a las condiciones actuales.

La belleza en otoño de liquidámbar en su entorno natural está más que contrastada y existen bosques en todo el territorio este de Norteamérica, donde es originario, que resalta por su coloración folial roja. Característica que ha propiciado que su cultive en otras partes del mundo precisamente para encontrar esa estampa bucólica de árbol otoñal.

Hojas rojas de liquidámbar © Jhenning

En lugares de origen, liquidámbar crece junto a álamos y robles en terrenos cercanos a los ríos donde aprovecha un suelo rico en nutrientes pero, al mismo tiempo, evita las zonas encharcadas por la acumulación del agua. En estas condiciones, puede alcanzar los 30 metros de altura y llegar a vivir hasta 300 años de edad.

Follaje otoñal de liquidámbar © Denis Doukhan

En 1681 liquidámbar llega a Europa para, posteriormente, ser utilizado como árbol ornamental en parques del oeste y el centro de Europa. Y es que se trata de un árbol que es mejor cultivarlo en grandes parterres de parques en vez de en alcorques de viario porque sus raíces son algo agresivas. Es más, en un parque resalta mucho en otoño al crear contraste con respecto a los árboles de hoja perenne.

Hojas y frutos de liquidámbar © Makamuki0

En esta época también son llamativos sus frutos, que son esféricos, compuestos de cápsulas picudas y quedan colgando desde un pecíolo, dando cierta apariencia de adorno navideño.

Frutos de liquidámbar © Nennieinszweidrei

Liquidámbar es un árbol que resiste al colapso. Resiliencia que llaman ahora para continuar dando paisajes otoñales con hermosas hojas rojas ya sea en los bosque donde crece manera natural como en grandes parques públicos.

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