emociones como la envidia o el odio son tan innatas al ser humano como el amor o la
esperanza, lo que nos diferencia a unas personas de otras es la proporción que
ocupan en nuestras vidas estos sentimientos y que dosis se van revelando en
cada uno de nuestros actos. También he manifestado en repetidas ocasiones que
los jardines tienen su esencia forjada en su propia historia, unida inseparable
a la vida de los hombres y mujeres que se han visto involucrados en esta misma
historia y al paso inalterable del tiempo.
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El Palacio de Vaux le Vicomte vistos desde el jardín
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que el inicio del estilo de jardín barroco o francés tiene como ejemplo los
magníficos Jardines del Palacio de Versalles, pero no es tan conocido
que estos jardines tienen son fruto de la envidia de Luis XIV El Rey Sol de
Francia hacia su ministro de finanzas Nicolás Fouquet y que los Jardines del
Palacio de Vaux le Vicomte son los precursores de los que después seria
Versalles.
otra de las emociones humanas que en muchos casos es mal confundida con tener
carácter, lo que llevó a Nicolás Fouquet a crear un palacio y unos jardines
destinados a doblegar a la naturaleza y para ello contrató a los mejores artistas de la época, entre ellos al paisajista
André Le Nôtre.
trabajos de construcción de palacio y jardines, Fouquet no escatimó en
engrandecerlo con constantes muestras de opulencia para poder presumir del
lugar que había creado. El 17 de agosto de 1661 celebró una fiesta en honor de
Luis XIV en la que no faltaron representaciones teatrales en los jardines,
fuegos artificiales, así como otras maravillas, delicatesen… y, como una llama
que brilla con fuerza antes de apagarse, Fouquet cayó en desgracia ante los
ojos del monarca francés que no pudo soportar que su subordinado viviera en
unas dependencias mucho mejores que las suyas propias. El 5 de septiembre el
rey ordenó el arresto del ministro de finanzas por malversación de fondos
públicos, pues según Luis XIV la única posibilidad para el paulatino
enriquecimiento de Fouquet era el de haber arrebatado el dinero de sus propias
arcas. El rey contrató a los mismos artistas y constructores de Vaux le Vicomte para su Versalles, apropiándose de gran parte
del mobiliario del palacio de Fouquet, quién acabó sus días en la cárcel.
que la historia es al final contada por los vencedores de los conflictos.
Mientras de Versalles se ha escrito y
hablado en profundidad, Vaux le Vicomte
ha quedado relegado a un segundo plano e, incluso, en ocasiones al ostracismo.
Después de siglos de existencia, de pasar por varios dueños, de sobrevivir a la
revolución francesa en 1789, un industrial del azúcar, Alfred Sommier, adquirió
la propiedad en 1875 y encargó a los paisajistas
Lainé y Achille Duchêne la remodelación de los jardines. En 1965 el
conjunto, palacio y jardines, fueron clasificados como monumento histórico.
Este punto me parece sumamente interesante, pues en España no se aplica esta
norma con asiduidad, nombrándose monumentos históricos a edificios pero no a
los jardines que los han acompañado siempre. Ahí lo dejo como muestra de una
pequeña reivindicación. Me habré contagiado del espíritu de la revolución
francesa… Volviendo a Vaux le Vicomte,
el parque y palacio fueron abiertos al público en 1968.
sin desmerecer Versalles, presenta a
un mismo paisajista, Le Nôtre, y dos lugares
que aunque presentan diferencias geográficas, guardan puntos en común en lo que
al uso de espacios, dimensiones y trazado se refiere, así como, un juego de
luces y sombras empleando los conocidos como bosquets. Estos elementos para crear espacios verdes los aprendió
André Le Nôtre de sus antecesores, pero los supo emplear con inteligencia para
crear jardines grandilocuentes, de dimensiones descomunales pero justificadas y
en perfecta armonía. Vaux ya contaba
con unos límites dominados por un paisaje con vegetación abundante que hacen
los jardines algo más íntimos y personales, si es posible, que Versalles. Este último se cultivó en un espacio cuyos márgenes carecían de
vegetación pues la intención del jardín real nunca fue que hubiera discreción,
al contrario, se procuró dejar patente el dominio absoluto de un monarca sobre
todas las cosas. Un espacio sin límites a su poder.
abundante vegetación de Vaux le Vicomte,
se produce con unos parterres que rompen
el desorden del bosquecillo aledaño con su perfecta geometría. Figuras
vegetales recortadas con extrema precisión y estanques circulares desafiantes
al caos natural exterior pretenden reclamar un supuesto dominio, pero la
realidad es que no son más que la manifestación de las emociones de hombres que
por envidia y soberbia crearon unos lugares ejemplares.
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Los Jardines de Vaux le Vicomte
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Wikimedia commons
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