jardinería son casi tan antiguas como los propios jardines. La necesidad de
podar para evitar el crecimiento desproporcionado de vegetación que configure
un aspecto descuidado del jardín, ha ido perfeccionando una serie de técnicas
de poda en arbustos que son: poda de formación, poda estética, poda de
mantenimiento y poda fitosanitaria. Esta práctica jardinera también es
utilizada para hacer que los arbustos nos proporcionen una copiosa floración.
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Tijera de podar a una mano
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se basa en una buena herramienta para realizar esta actividad. La tijera de podar es la herramienta que
se utiliza para podar arbustos y podemos encontrar de dos tipos, tijera de podar a una mano y tijera de podar
a dos manos. La primera la vemos más
frecuentemente y se utiliza para cortar ramas más finas o partes que ofrecen
menor resistencia al corte. Además, la tijera
de podar a una mano nos permite cortar
zonas del arbusto que sean accesibles. En cambio, la tijera de podar a dos manos nos da la posibilidad llegar a cortar
más lejos y más alto, tanto ramas gruesas como aquellas que son leñosas y
ofrecen una mayor resistencia. Si la distancia es aún mayor, podemos utilizar
las tijeras de podar telescópicas.
lo ideal es decantarse por una que esté bien afilada para que los cortes sean
limpios y no queden irregularidades en los tocones que nos deje el tajo, así
evitaremos la proliferación de hongos patógenos. También hay que tener en
cuenta a la hora de adquirir la mejor tijera de poda una empuñadura ergonómica
para permitir el mejor agarre, sobre todo si va a tener un uso frecuente. Existen
en el mercado tijeras de podar eléctricas
que nos facilitan esta labor.
nuestro poder la tijera apropiada, ha llegado el momento de realizar la poda de
nuestros arbustos para obtener una floración
abundante. Si exceptuamos a las plantas cuyas hojas brotan directamente
desde el suelo y los arbustos que crecen desde un único tallo sin ramificarse,
la mayoría de especies arbustivas se desarrollan a través de un tallo que nace
desde el suelo y ramas que brotan con facilidad formando un entramado. A este
último grupo pertenecen arbustos como rosales, hibiscos, lantanas, jazmines,
hortensias, adelfas, etc., y en ellos se aprecia claramente sus anillos o nudos
que constituyen las yemas de las que brotaran nuevas ramas, hojas y flores.
Yendo aún más lejos, si queremos obtener una floración abundante debemos
realizar la poda drástica para garantizar la floración. En el caso de los
rosales, dejamos tan solo varias ramas tras podar en febrero pues en caso contrario
la planta vegeta y los capullos florales no terminan nunca de abrirse quedando
en un estado de vegetación que deja un aspecto de abandono. Además de la poda
de febrero, podemos realizar otra poda al inicio del verano pero en está ocasión
no tan severa, así obtendremos una nueva floración copiosa a mediados o finales
de septiembre. No debemos olvidar estar siempre dispuestos a podar todas
aquellas ramas débiles o que se estorben. Tampoco tenemos que dejar las ramas
interiores de los arbustos porque entorpecen el paso de la luz y es necesario que
ésta penetre al interior de la planta para su correcto desarrollo.
va en contra de la naturaleza, lo cierto es que la mayoría de las plantas agradecen una poda que estimule su crecimiento,
les proporcione vigor y favorezca la floración, así como, la brotación de
nuevos órganos aéreos. Esta premisa hay que observarla siempre desde la óptica que
nos proporciona la experiencia y el sentido común, pues la poda debe servir
para mejorar la vida de las plantas y nunca para perjudicarlas.
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Los rosales son arbustos que agradecen una poda severa que les permita favorecer una floración copiosa |
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