Hoy en día es posible poseer un jardín en miniatura para el hogar o para el trabajo que nos aporte un diseño natural a cualquier estancia. No se necesita mucho si queremos tener un terrario de plantas: un recipiente que suele ser de vidrio transparente, un sustrato o grava que sirva de anclaje a las raíces y especies vegetales apropiadas para vivir en esas condiciones de cultivo.
Gracias a esta combinación podremos obtener miles de opciones, tanto a la hora de diseñar el propio terrario, como para decorar la estancia donde lo ubicaremos. El resultado es un micro ecosistema en un entorno cerrado donde la naturaleza sigue su curso de manera casi autónoma, sin requerir apenas riego y cuidados.
El recipiente de vidrio puede tener formas diversas y en el mercado podemos encontrar aquellos que mejor se adapten a nuestros gustos y necesidades. Independientemente de la forma, el terrario siempre contará con una cara abierta que permita el acceso para cuidar de las plantas. Pueden ser esféricos como una pecera, cúbicos o modificaciones de estos, cilindros de diversas alturas,…, y debido a su tamaño y movilidad, podremos colocarlos casi en cualquier lugar, incluso, podemos instalar algunos colgados creando un efecto cascada con la vegetación que sobresalga del terrario.
Con las plantas contenidas en un recipiente de vidrio, conseguimos un efecto invernadero que preserva las condiciones ambientales necesarias para la vegetación de su interior, cubriendo así sus necesidades. Al ser transparente, los rayos del sol pasan por todas sus caras y no interfiere en los procesos fotosintéticos de la planta ni impiden la visión del jardín en miniatura. Además, dentro del terrario conseguimos mantener sin variaciones bruscas los valores de temperatura y humedad necesarias para que las plantas crezcan, se desarrollen y, en definitiva, vivan.
Uno de los aspectos más importantes del terrario es el que concierne al sustrato, pues un exceso de humedad puede provocar la asfixia radicular de las plantas. Por ello deberemos diseñar nuestro terrario para que posea un sistema de drenaje eficiente y que nos facilite el mantenimiento. Una capa de grava o piedras, otra de carbón vegetal y musgos del género Sphagnum que pueden retener grandes cantidades de agua en sus células, son elementos que nos ayudan a encontrar el equilibrio perfecto de humedad en el sustrato donde se fijan las raíces de las plantas del terrario.
Las plantas que mejor se adaptan a vivir en un terrario son aquellas que tienen las raíces pequeñas o que son capaces de retener agua en su interior como helechos, musgos, tillandsias (plantas de aire), cactus y suculentas. En este sentido, la observación es una gran aliada para determinar que plantas son las que pueden prosperar magníficamente bien en el interior de un recipiente de vidrio y ya existen estudios con los que poder documentarse. No obstante, un terrario de plantas nos permite ser creativos y si pensamos por ejemplo en un bonsái, que no deja de ser un mini arbolito cultivado en condiciones similares desde hace siglos, significa que también podríamos incluir un arbolito dentro de un terrario siempre que apliquemos los cuidados apropiados para su mantenimiento.
Feedback en redes sociales:
También puedes leer:
Este blog se alimenta de tus comentarios ¡gracias por dejarlos!
Deja una respuesta